“Chulería épica criolla”
Chulería, chulería…, “tan dentro del alma mía…” gracia por los favores recibidos, “Chulería normal”:
que los blancos sean siempre blancos, que los negros siempre sean negros, “chulería
normal” que nadie sea más adusto que otro, ni menos alto que cualquiera, ¡mijito!,
¡pásamela la bacinilla pa mear!, o daré virondasos, como un sinapismo para
alcanzarla, hay chulería, chulería, no me hables de esa puta, casquivana salida
de algún lupanar. No me hables de ella, ni de las doncellas, ni de actrices de
vodevil. ¡Ni te atrevas¡ ¿cómo pretendes?, ¡con esa facha!, ¡Juan Isidro¡
Nota: Lamentablemente el Benemerito murio prematuramente.
Se prolonga la muerte, menos que la vida, se
propaga la vida por donde nadie quiere ver la muerte, así yace de entre los
escombros, lamentándose de vivir, aquella hermosa mujer que fue tirada a un
lado por un tornado, que arrasó su bella vida a más de 340 kilómetros. Como el
Tornado de Joplin. Una verdadera tragedia y desgracia para los que lo vivieron.
Ahora mismo, no hay una imagen que pueda borrar de mi memoria del desastre que
ocasiona el verdadero “chismorreo cuartelario” que es peor que un tornado y un
huracán juntos.
Chulería épica: pues
nada, aquella que desata todo aquel superlativismo excéntrico, como cuando se
habla del “arcabuzillo” o de lo “sirpincuistico” me recuerda algún relato del Gran Arlequín,
sincategoremático, pleno de vacio, lleno de nada, al que todos como
zombis al estilo Walking Dead van apareciendo en la trama. Trama que puede ser
oscura, negra y sombría como la relación entre Coronado Bolívar y el Marqués de
Rojas (José María Rojas Espaillat) de esta Venezuela profunda, indómita,
ambigua y tropical, como los ductores de la vieja economía, pensando en la
Cuarta, claro, Pedro Rafael Tinoco Jiménez, para que no se nos pierda la saga
de sus descendientes que pudieran estar por ahí fumea, o el propio hombre con
vida de Harvard Ricardo Hausmann, que le hacen las veces al mentado Mario Silva
o al Nicolás Maduro Guerra miembros soberanísimos de la Gran Comisión de Economía
de la excelsa Asamblea Nacional Constituyente, sincategoremáticamente hablando
de la chulería épica. Puede que nos haga falta esa cierta dosis de razón ignara
que estos dos tios representan por cuanto aquellos otros dos no pudieron darnos
una mejor Venezuela desde el punto de vista de la decimonónica visión económica
criolla, petulantes miembros de algún conciliábulo de vanidosos, suerte de
secta o club exclusivo de expertos jodedores de las economías criollas, cosas
que no hacen con sus pudientes y presuntuosos peculios.
Chulería épica criolla: llama la atención los
versos que saltan a la superficie de los personajes más lisonjeos, cada uno envuelto en su propio manto de
insensatez, se cuentan cosas tan espurias de ellos mismos, que ni ellos mismos
se lo creen. Han “nacido enmantillados”, como cubierto por una suerte de sabía
muy superior a la de los normales venezolanos. Es muy
criolla, por cuanto no vacilan en hacer del ridículo una extensión de su ser,
se nos antoja pensar que forma parte de esa locura colectiva, venganza tal vez
de su misma identidad, locura social colectiva, pensando en el sesgo presente,
pensando tal vez en la importancia que
tiene el presente, como cuando te premian por decir que existe la economía del
comportamiento basada en la evidencia, ni más ni menos.
JOSE HUMBERTO PUENTE
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