EL GRAN ARLEQUIN
Están presentes todos los bufones,
están todos quienes tienen que estar, no falta nadie, bueno casi nadie, buff!!!,
se me olvida, el Gran Arlequín está por hacer su entrada triunfal, algunas de
las personas atiborradas en las butacas de felpa y vieja madera apolilladas por
el paso del tiempo, es un anfiteatro antiguo, son butacas con madera muy añeja,
de los tiempos del vaudeville de los años 1888, de la época
de El Ilustre, están gordas y rechonchas, a muy pocas se les nota la necesidad
del hambre, no calculo la época, no imagino mejor escenario, para la Gran Aparición
del Gran Arlequín.
Como todo escenario dispuesto
para el Gran Arlequín, las tramoyas y grandes cortinas del teatro, el telón de fondo, tras bastidores, siempre resuenan, susurros
y cuchicheos entre los asistentes, hay cierta hambre hacia el ocio artístico, se
hace necesario conocer o entender el manejo de las razones por las cuales el
Gran Arlequín pidió hacer una aparición en público, llevaba ya tiempo sin
hacerlo, puede que uno de sus grandes directores o acólito le sugiriera una presentación
con el propósito de detener al Sustituto, ya que en el fondo siempre estará la
memoria del “ciudadano esclarecido”
vagando por ahí, tratando de rugir como felino tropical llevado al superlativo supremísimo
de León de Payará.
El sol de la tarde en la calle,
de un día cualquiera, al noreste de Venezuela, del mes de octubre, solsticio de
otoño, deja pasar la luz del sol con rebote en una ventana francesa el cual da
hasta la pared de la entrada a los cuartos de la gran casona, casi arriba del
todo, en paralelo al reloj de pared que yace parado en una hora indeterminada,
porque la maquina china que lo empuja esta dañada. Baja poca a poca, hasta unos falsos
ventanales esculpidos en el concreto barato de la pared de la casa, que
asemejan una mampostería del siglo pasado aun sin terminar pero con un fondo de
corteza de árbol de Apamate, es como una
especie de hueco con forma ornamental curva elíptica en la parte superior y
recto en los costados se asemeja a una ventana colonial embutida en la pared,
pero todos saben que es falsa, lo más insólito que sigue sin terminar.
Ahora, cualquier receta vale para
que haga una aparición el Gran Arlequín, toca esperar a ver que sucede con esa
aparición, aun desconocemos si el Sustituto o el Marques Rojas tienen algo que
ver todo esto.
JOSE HUMBERTO PUENTE
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